lunes, 16 de diciembre de 2013

La ropa de invierno y otros inventos para ahorrar en la factura energética

Las facturas del gas y la luz pueden suponer un disgusto en los meses invernales, diciembre y los gastos navideños, enero y su famosa cuesta… Ya sabemos que se han encarecido, por lo que necesitamos conocer las mejores ofertas para no pagar de más, pero una gran parte de culpa de que el importe sea tan alto procede de nuestros malos hábitos.

Aunque poco a poco vamos concienciándonos, aún hay muchas personas que tienen temperaturas tropicales dentro de casa para poder andar ligeros de ropa, los mismos que en verano crean un ambiente gélido y se resfrían con 40 grados en la calle. Las buenas prácticas surgen de pensamientos simples y evidentes: si tienes frío, ponte ropa.




No pasa nada por estar en casa con dos o tres piezas de ropa que nos abriguen, evitando así alcanzar temperaturas de sauna. ¿Tan incómodo se está con una camiseta de manga corta, otra larga y una sudadera? ¿Y lo acogedor que es tumbarse a ver la televisión con una mantita? Sencillas costumbres que nos darán confort mientras mantenemos una temperatura razonable dentro de nuestra vivienda.

Hay que recordar que cada grado que aumentamos en el termostato supone un incremento significativo en el dinero que pagamos por el suministro de gas o luz. Y no está el momento para saltarse los detalles. El aumento del coste de la electricidad obliga a muchas familias a hacer malabarismos en los meses invernales y el poco tacto de algunas compañías suministradoras no ayuda.

Debemos prestar atención a las ofertas que nos hagan. Con todos los problemas derivados del encarecimiento de los suministros, las palabras “descuento” o “rebaja” cobran mucha importancia. No podemos dejarnos llevar por la verborrea del primer comercial que se presente en nuestra puerta o nos llame por teléfono, es conveniente pensar dos veces lo que vamos a hacer.

Muchos de esos descuentos están asociados a diversos seguros: uno para la caldera, otro para los electrodomésticos, incluso alguno más específico. Para que los contratemos, suele venir asociada una rebaja en el gas o la luz, normalmente muy llamativa por su alto porcentaje, pero que luego no es tan lucrativa al aplicarse sobre un importe reducido, de apenas unos euros.

Un descuento del 20% en el término de potencia de la electricidad puede ser sugerente, pero depende de la potencia que tengamos contratada y si resulta en una rebaja de 3 euros en cada factura por haber contratado un seguro de 5 euros mensuales, nos supone perder dinero. Además, en ocasiones estas pólizas son innecesarias si tenemos ya otras contratadas que nos cubran los mismos daños, por ejemplo un seguro del hogar o alguno contratado obligatoriamente con la hipoteca.

Es conveniente que revisemos periódicamente el detalle de nuestra factura porque estos descuentos, que en ocasiones sí que salen rentables, suelen ser temporales, de forma que cuando se terminan, si seguimos con el contrato que los facilitaba, estaremos pagando un seguro que tal vez no nos haga falta y que ya ni siquiera nos reporte un beneficio económico.

Una factura clara y saneada es un ingrediente esencial en la receta del buen ahorrador. Comprueba las condiciones de tu suministrador y no dudes en cambiar si no te convence o si te está cobrando algo que no debería o no necesitas. Compara entre las distintas compañías de luz y gas y elige la que tenga la mejor oferta, sin trampa ni cartón. Tómate tu tiempo para conocer a fondo los detalles de cada una y conseguir el mejor plan de pago, el esfuerzo merecerá la pena.

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