En su día fueron muchas las mofas, ahora aún más. Otra paranoia de los ecologistas, de los que intentan que la población entre en pánico porque se mueren unos animales y desaparecen unas plantas que a nadie le importan, pensaron muchos. Las altas temperaturas con las que hemos empezado el verano oficial, que han culminado en la primera ola de calor, han confirmado estas teorías, no era más que otro invento de esos locos que se cuelgan de los edificios para llamar la atención.
Para muestra, un botón. En el siguiente tuit, el diario Público se mofa de las previsiones acerca del verano porque un termómetro público, al sol, en Ourense, marca 51 grados.
51º grados marca el termómetro (no es un montaje). Para ser un año sin verano no está mal http://t.co/RdRmsEbJCH
— Publico.es (@publico_es) July 6, 2013
Así funciona nuestra memoria y así ha funcionado siempre, se
nos olvidan las cosas que nos convienen para seguir manteniendo el tipo de vida
que nos apetece tener. ¿Quién va a modificar su forma de vivir por unos
meteorólogos alarmistas que han estimado unas probabilidades de algo que luego
no ha ocurrido? Parece absurdo.
¿Acaso alguien se acuerda de que ya bien empezado junio
seguíamos teniendo temperaturas bajas, lluvias y temporales? Lo dudo,
tampoco entonces recordaba nadie que el año pasado fue parecido y tardó cierto
tiempo (aunque no tanto) en llegar este calor sofocante que caracteriza los
veranos en el centro de la Península Ibérica.
¿Quién va a preocuparse si en los meses de octubre y
noviembre no llega el frío? Eso no suele molestar a nadie. A los que viven del
turismo invernal y poco más, que son los que se suelen quejar,
también olvidando que la temporada se alarga en los últimos años porque sigue
nevando en las montañas durante mayo y junio.
En fin, una historieta de tantas para rellenar huecos en los
informativos ante la llegada del verano y esperando las apasionantes noticias
de gente tomando el sol, atascos en las inmediaciones de las grandes ciudades,
las cifras de ocupación hotelera y lo vacía que se queda Madrid en agosto.
El año que viene llegará la primavera, se acercará el verano
y se volverá a hablar de la posibilidad de veranos frescos, de que el calor no
llegue cuando se espera. Entonces la gente se alarmará, no recordará este mes
de junio vivido con auténtico pánico y lo olvidará de nuevo cuando llegue el
calor, aunque sea tarde, porque eso del cambio climático y el calentamiento
global son inventos de los ecologistas.
Que disfruten del calor y el verano, al menos este año. El
próximo hablamos.
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