Ménes fue interceptada el pasado agosto por un ciudadano
egipcio, que la vio volando junto con otras compañeras de especie. Lo que le
llamó la atención de nuestra protagonista fue el dispositivo con el que había
sido equipada por parte de un grupo de ornitólogos magiares, un sistema de
seguimiento por satélite para estudiar sus viajes.
El desconocimiento llevó a esta persona a atrapar al pájaro
y entregarlo a las autoridades, pensando que pudiera tratarse de un ave espía. ¿Y
qué hizo la policía egipcia? Pues lo que habría hecho con cualquier ser humano
sospechoso de espionaje, encerrar a Ménes en el calabozo hasta que comprobaran
su identidad, como si hubieran capturado al mismísimo Jason Bourne.
Tras pasar la noche encerrada, Ménes recibió al día
siguiente la visita de un grupo de veterinarios locales, que pudieron confirmar
a los agentes que el aparato no era más que un dispositivo de seguimiento que,
para más inri, había dejado de funcionar hacía tiempo.
La alerta, que pudiera resultar exagerada en otros lugares,
no es tan disparatada en Egipto, un país con una situación política y social inestable
y convulsa. Son tiempos en que se sospecha de cualquier cosa que no se conozca
y Ménes solo sobrevoló el lugar inadecuado en el momento inoportuno.
Tras aclararse el malentendido, los veterinarios egipcios
liberaron a Ménes, que volvió a surcar el cielo africano. El ave decidió
quedarse en las cercanías del lugar en que había sido capturada y
posteriormente puesta en libertad. Craso error. Unos días después, la cigüeña
era abatida por vecinos de la zona e incorporada a su menú del día.
Para organizaciones ecologistas como SEO/Birdlife, el
trágico final de la cigüeña es un ejemplo de los peligros a los que se
enfrentan las aves anilladas, que pueden morir a manos de cazadores furtivos
durante sus migraciones. Sin embargo, si repasamos toda la historia, nos
daremos cuenta de que Ménes fue capturada precisamente por llevar un
transmisor, algo que la diferenciaba de sus compañeras de vuelo.
¿Corrían las demás el mismo peligro que Ménes mientras
sobrevolaban Egipto? Seguramente sí, pero no llamaban tanto la atención como
ella. A veces la intervención humana, aunque sea con las mejores intenciones,
puede tener consecuencias negativas para otros seres vivos.
Las aves migratorias están expuestas a numerosos peligros
porque atraviesan muchos países, cada uno con su legislación particular, con
sus costumbres cinegéticas y culinarias. Pero también supone un riesgo para
ellas llevar dispositivos de seguimiento, ya no porque les pueda ocurrir un
caso similar a este, tan peculiar, sino por otras molestias que puede
ocasionarles el hecho de no disfrutar de su vida natural al cien por cien.
Equipar a un ave con un dispositivo de este tipo supone para
el animal tener que pasar procesos de captura, equipamiento y estudio cada
cierto tiempo. No obstante, si no corremos estos riesgos, mejor dicho, si no
ponemos en peligro a estos animales, no obtendríamos valiosos datos que sirvan
para conocer mejor sus costumbres y poder ayudarlos. ¿Vale la pena el
sacrificio?
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