La Isla de Pascua, llamada por sus primeros pobladores Rapa
Nui, se encuentra en el Océano Pacífico, podría decirse que en medio de la nada, a 3.500 kilómetros al oeste de la costa de Chile, país del que depende
administrativamente, y a 2.000 al este de las islas más cercanas, probablemente
de las que partieron sus colonizadores. 5.500 kilómetros de océano interrumpidos por este territorio de 164 kilómetros cuadrados, formado por tres volcanes
ahora extintos.
Se estima que entre los años 800 y 1200 los polinesios
llegaron a la isla y se establecieron en ella, con la intención de aprovechar
sus abundantes recursos. Rapa Nui era un lugar lleno de bosques, aves y pesca.
La Isla de Pascua es famosa, fundamentalmente, por los moái,
las enormes estatuas de piedra repartidas por toda su superficie. La
característica que más llama la atención de estas figuras es el enigma que
las rodea, ya que fueron talladas en el centro de la isla, en la cantera de
donde se extraían las piedras, para posteriormente ser trasladadas a todos los rincones.
La costa conserva algunos moái en mal estado, afectados por cientos de años de intemperie, temporales y tsunamis (@Dan Lundberg, Flickr). |
El misterio es una de las cosas que más gusta al ser humano.
En este caso, una civilización de hace cientos de años, sin ningún tipo de
tecnología moderna siquiera para su época (no disponían de animales de tiro ni de
ruedas), fue capaz de construir y mover unos colosales monumentos de una manera
que hoy en día seguimos sin conocer ni imaginar. Esto ha dado pie a cantidad de
teorías que, naturalmente, han traspasado las fronteras lógicas y han llegado a
sugerir complicadas ficciones protagonizadas por dioses, seres mitológicos o
alienígenas.
Pero lo peor de este misterio humano es que ha escondido el
verdadero enigma, que probablemente tenga una solución bastante más fácil de
encontrar: por qué en la fértil Isla de Pascua emergió una próspera
civilización que terminó sucumbiendo de repente y de una forma descontrolada.
La respuesta a esto no está en misteriosos seres ni en fuerzas paranormales,
sino en algo mucho más sencillo: el medio ambiente. Lo que acabó con la civilización
rapanui no fue otra cosa que el desarrollo sin control, el agotamiento de los
recursos, la deforestación, en definitiva, destruyeron su medio ambiente y eso
les impidió seguir adelante.
Las teorías sobre cómo movían los moáis de un lado a otro de
la isla siguen siendo variadas y ninguna sabe si se acerca a la realidad. Por
el contrario, sobre el fin de la civilización no hay tanta controversia:
existen dos ideas fundamentales pero ambas centradas en el agotamiento de los
recursos.
Los frondosos bosques dieron lugar a un paisaje mucho más sencillo, sin apenas recursos (@marcov8, Flickr). |
La primera es la más sencilla, la que primero se nos viene a
la cabeza con los conocimientos y la información que tenemos hoy en día: los
rapanui se comieron toda la comida, cortaron todos los árboles, mataron a todos
los animales y se quedaron sin nada.
La segunda teoría, más aceptada actualmente, dice que en realidad fue un problema de
especies invasoras. Esta sugiere que los polinesios trajeron consigo algunos
animales, como ratas o gallinas. A pesar de que los primeros pascuenses
incluían las ratas en su dieta, los roedores no tenían más depredadores y, como
en el caso de los conejos en Australia, terminaron por convertirse en una plaga
letal que se alimentaba de las semillas de las palmeras y los huevos de las
aves, haciendo imposible la pervivencia del ecosistema natural.
El problema, en este segundo caso, no habría sido la
destrucción de la masa forestal de la isla de Pascua, sino la imposibilidad de
los árboles de regenerarse, de convertir en sostenible el desarrollo de los
nuevos habitantes. Esto sugiere que los colonizadores no habrían acabado con todos los recursos por su soberbia y su consumismo exacerbado, sino que las ratas habrían
tirado por tierra la responsable prosperidad de los rapanui que, según las
nuevas pruebas encontradas, podrían haber sido los pioneros de la agricultura
ecológica.
Los aproximadamente 5.000 habitantes que tiene hoy en día la Isla de Pascua sobreviven fundamentalmente del turismo (@Dan Lundberg, Flickr). |
¿Qué teoría será la correcta? Posiblemente ninguna, como
siempre. La historia debió ser una mezcla de todas las opciones que se nos
ocurren y lo más probable es que los conquistadores no fueran capaces de
gestionar los recursos de la isla y que el efecto de las ratas como especie
invasora fuera una mano al cuello para las aspiraciones de los polinesios.
Este ejemplo habla de una isla sin muchas opciones para
solucionar sus problemas de abastecimiento (hace mil años, ya que ahora dispone de un aeropuerto internacional y una variada oferta de turismo), pero el caso de la Tierra en su
conjunto es diferente. Si los rapanui hubieran podido elaborar un plan de
exterminación de las ratas, otro de repoblación de árboles y una estrategia
general de desarrollo sostenible tal vez hubieran podido mejorar la situación.
Lo que ocurrió en la isla de Pascua no es más que una
representación a escala y a cámara rápida de lo que ha hecho el ser humano en
la Tierra desde que llegó. ¿No creéis? Descubre un mundo de abundancia, un
paraíso, empieza a gastarlo, a derrocharlo, comete errores que
aceleran su destrucción y, cuando esta se ha consumado, no le queda más opción que
mirar atrás y preguntarse cómo ha ocurrido.
¿En qué punto de la catástrofe medioambiental de la isla de
Pascua se encuentra el planeta? ¿Estamos a tiempo?
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